CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO

FRONT LINE DEFENDERS 2025


12 de junio de 2025

El 5 de junio de 2025, siete miembros del Pueblo Hñöhñö (Otomí) de Santiago Mexquititlán , Querétaro, fueron víctimas de detenciones arbitrarias, golpes, agresiones físicas y registros corporales realizados de manera violenta por agentes de la Policía Estatal de Querétaro (POES), incluyendo actos de violencia sexual en contra de la defensora de derechos humanos Estela Hernández Jiménez .

El 
pueblo Hñöhñö (Otomí) de Santiago Mexquititlán , ubicado en el estado mexicano de Querétaro, es una comunidad indígena comprometida con la defensa de la tierra, el agua, el territorio y los derechos colectivos. El pueblo Hñöhñö tiene una larga historia de organización en torno a temas de autonomía, gobernanza ancestral y protección ambiental. Participa activamente en instituciones locales, regionales y nacionales como el Consejo Autónomo de Santiago Mexquititlán, la Red en Defensa del Agua y la Vida (REDAVI) y el Congreso Nacional Indígena (CNI). Sus miembros han sido activos en la denuncia de violaciones de derechos cometidas en el contexto de proyectos extractivos, la falta de protección de derechos por parte del estado y la criminalización de las organizaciones indígenas.

Estela Hernández Jiménez es una defensora hñöhñö (otomí) de los derechos indígenas, maestra de educación indígena originaria, doctora en pedagogía y una de las intelectuales indígenas más brillantes del México contemporáneo. Es miembro del Consejo Autónomo de Santiago Mexquititlán y del Congreso Nacional Indígena (CNI). Luchó por la libertad y la reparación de su madre, Jacinta Francisco Marcial, quien fue detenida arbitrariamente el 3 de agosto de 2006 y acusada del secuestro de seis agentes de la extinta Agencia Federal de Investigación de México.

El 5 de junio de 2025, dos jóvenes del pueblo Hñöhñö (Otomí) de Santiago Mexquititlán fueron detenidos arbitrariamente por agentes de la Policía Estatal de Querétaro (POES) cuando se dirigían a su trabajo. Al enterarse de su detención, miembros de la comunidad organizaron una protesta pacífica para exigir su liberación. Durante esta protesta, otras cinco personas, entre ellas la defensora de derechos humanos Estela Hernández Jiménez y su esposo, fueron detenidas violentamente cuando intentaron dialogar con los agentes y documentar los abusos. La comunidad fue rodeada por policías estatales y municipales, y los siete detenidos permanecieron incomunicados durante varias horas, sin acceso a información oficial ni asistencia legal. Aunque posteriormente fueron liberados, sufren graves secuelas físicas y psicológicas derivadas de la violencia ejercida por los agentes de la POES.

Además del uso excesivo de la fuerza durante las detenciones, se han reportado casos de violencia física y sexual contra la defensora de derechos humanos Estela Hernández Jiménez por parte de agentes del POES. Mientras documentaba la detención arbitraria de dos jóvenes de su comunidad, la defensora fue interceptada por al menos diez agentes, quienes la golpearon repetidamente, la insultaron con connotaciones racistas y misóginas, y la llevaron a la fuerza a las instalaciones del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de las Familias (DIF) local.

Según testimonios recabados por el pueblo Hñöhñö, Estela Hernández Jiménez sufrió agresiones físicas en zonas sensibles del cuerpo durante su detención. Esto también se evidencia en una grabación de Sara Hernández Jiménez, defensora de derechos humanos y hermana de Estela Hernández Jiménez, quien presenció el ataque. Uno de los policías le arrancó un botón de la blusa, dejando parcialmente expuesto su pecho, y la sometió violentamente. Como resultado, presenta lesiones físicas persistentes, incluyendo dolor intenso y pérdida de sensibilidad en algunas partes del cuerpo.

Tras las detenciones, habitantes de la comunidad también reportaron la presencia de dos individuos con apariencia de policías cerca del domicilio de Estela Hernández Jiménez, quienes les hacían preguntas sospechosas. Presumen que se trata de agentes del POES, lo que aumenta su preocupación por posibles actos de vigilancia e intimidación. La criminalización, el acoso y la vigilancia crean un entorno cada vez más hostil y peligroso para las personas defensoras de derechos humanos en Santiago Mexquititlán. Además, estos hechos se produjeron en un contexto de represión sistemática contra quienes defienden el territorio, el agua y los derechos colectivos de los pueblos indígenas.

Front Line Defenders considera que estos actos son una grave violación de los derechos humanos contra los defensores de derechos humanos, en particular el uso de la violencia sexual como herramienta de represión.


Front Line Defenders insta a las autoridades mexicanas a:

1.          Realizar de inmediato una investigación independiente e imparcial sobre los incidentes violentos, incluidos los actos de violencia sexual contra Estela Hernández Jiménez, y exigir a los responsables que rindan cuentas por sus actos;

2.          Garantizar la integridad física y psicológica de Estela Hernández Jiménez, Sara Hernández Jiménez y de todas las personas defensoras de derechos humanos en Santiago Mexquititlán;

3.          Poner fin a todos los actos de hostigamiento, vigilancia y criminalización contra miembros de la comunidad Hñöhñö (Otomí) de Santiago Mexquititlán;

4.          Garantizar en todas las circunstancias que las personas defensoras de derechos humanos en México puedan realizar su labor libres de temor a represalias y sin restricciones indebidas.