Hay que ponerle fin a la epidemia de violencia transfóbica.
Hay que ponerle fin a la epidemia de violencia transfóbica.
22 de noviembre de 2019
Por Amy Goodman y Denis Moynihan.
El 20 de noviembre
de cada año se celebra el Día Internacional de la Memoria
Trans. Gwendolyn Ann Smith inició la conmemoración en
1999 para recordar a Rita Hester, asesinada un año antes, y a
Chanelle Pickett, asesinada tres años antes de eso. Diez
años después de la primera conmemoración, Smith
relató: “Hablaba con la gente y nadie sabía
quién era Chanelle Pickett. Entonces me pareció evidente
que estábamos olvidando nuestro pasado y, parafraseando a George
Santayana, estábamos condenados a repetirlo”. Smith
creó el Día de la Memoria Transgénero para que las
víctimas de la violencia transfóbica no sean olvidadas,
así como para generar conciencia sobre estos crímenes de
odio.
Además de
llorar a quienes fueron asesinados, los grupos de activistas trans y
sus aliados organizaron la “Semana de la Conciencia Trans”,
previa al Día de la Memoria. Tal como lo describe la
organización GLAAD, la semana tiene la intención de
impulsar “la acción… al educar a la
población sobre quiénes son las personas
transgénero, compartiendo historias y experiencias, y
promoviendo la defensa de los derechos en torno a las
problemáticas de prejuicio, discriminación y violencia
que afectan a la comunidad transgénero”.
La violencia es
extrema. La organización Transrespeto versus Transfobia en el
Mundo lleva un registro de ataques contra personas transgénero.
En coincidencia con el Día de la Memoria, publica todos los
años su informe anual de monitoreo de asesinatos trans. Desde el
1º de octubre de 2018 hasta el 30 de septiembre de 2019 se
documentaron 331 asesinatos de personas trans y no binarias en todo el
mundo. Según el informe, los países con la mayor cantidad
de asesinatos fueron Brasil, con 130; México, con 63 y Estados
Unidos, con 30. En total, desde 2008 –cuando comenzó la
documentación regular de estos asesinatos– ha habido 3.314
asesinatos de personas transgénero y de género diverso en
todo el mundo. Según el informe “Una epidemia nacional:
violencia letal contra personas transgénero en Estados Unidos en
2019”, que acaba de publicar esta semana la organización
LGTB Campaña de Derechos Humanos, de las 22 víctimas
registradas este año en Estados Unidos, el 91% eran mujeres
afroestadounidenses, el 81% eran menores de 30 años y el 68% se
encontraba en la región sur del país.
Layleen
Cubilette-Polanco, una mujer transgénero, murió en junio
en la tristemente célebre cárcel Rikers de la ciudad de
Nueva York tras ser arrestada por delitos menores y luego encarcelada
por no poder pagar una fianza de 500 dólares. La pusieron en
confinamiento solitario y murió por una epilepsia que,
según su familia, se vio exacerbada por la negligencia de los
funcionarios carcelarios. Chynal Lindsey fue asesinada en junio y
arrojada al lago White Rock, en Dallas, un mes después de que
Muhlaysia Booker fuera asesinada en la misma ciudad. El asesinato de
Booker se produjo un mes después de que se volviera viral un
video en el que se ve cómo una turba la apalea. Ambas
víctimas eran mujeres trans afroestadounidenses y, en ambos
casos, los sospechosos del asesinato han sido arrestados. El principal
agresor de Booker en el video del ataque de abril también fue
arrestado, declarado culpable y condenado a 300 días de
cárcel.
Una mujer
salvadoreña transgénero de 25 años de edad llamada
Johana Medina Leon murió cuatro días después de
ser liberada, tras pasar casi dos meses bajo custodia del Servicio de
Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos,
período en el que sufrió constantes problemas de salud.
Su muerte es un ejemplo de la cantidad de prejuicios interseccionales y
complejos desafíos que las personas transgénero de color
enfrentan a diario.
En una entrevista
para “Democracy Now!”, Lala B Zannell, activista con una
gran trayectoria de lucha por los derechos trans, declaró:
“Cada vez que muere una mujer trans, particularmente una mujer
trans de color, es como si siempre padecieras de ansiedad, siempre
estás viviendo una realidad en la que podrías ser la
próxima”. Al describir el Día de la Memoria de este
año, señaló: “Muchas personas trans se
están apropiando de este espacio y de este momento, porque hemos
tenido un año muy difícil con este gobierno [del
presidente Donald Trump]. Realmente estamos tratando de programar
eventos que sean de sanación, que no sean traumáticos
para las personas trans”.
Un objetivo clave
del Día de la Memoria Transgénero y de la semana de
concientización previa es involucrar a los aliados del
movimiento para acabar con la discriminación y la violencia.
Lala B explicó: “La mejor manera de combatir [la
transfobia] es demostrarle apoyo al colectivo trans, denunciar la
transfobia cuando ocurra en tu vecindario, no confundir el
género de las personas trans, honrar y proteger a las que
están en tu vecindario, ir a tu escuela y decir que no te
incomoda que acudan personas trans y que necesitan espacios seguros
para ir al baño, que se les permita participar de los deportes y
asistir al baile de graduación de la forma en que se sienten
auténticas. Puedes decir en tu trabajo: ‘En este espacio
vamos a contratar personas trans. No vamos a permitir la transfobia. No
vamos a discriminar a las personas’. Y cuando veas actos de
violencia no te limites a sacar tu teléfono y grabar. No seas un
mero espectador, ponle fin a la violencia contra las mujeres trans de
color”.
El último
llamado a la acción de Lala B Zannell, el de intervenir ante un
ataque en curso, requiere un gran coraje. Pero este es el compromiso
que se necesita para poner fin al creciente flagelo de la violencia
contra personas transgénero y de género no binario.