Expresiones del femicidio en América Latina.
Expresiones del femicidio en América Latina.
Por Osvaldo Buscaya
14 nov.2019
“Según
el Modelo de Protocolo Latinoamericano de Investigación de las
Muertes Violentas de Mujeres por Razones de Género, publicado en
el año 2014 por la Organización de Naciones Unidas (ONU),
el femicidio se entiende como la muerte violenta de mujeres por razones
de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad
doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, en
la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o
tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u
omisión; violencia resultante de la posición de
subordinación, marginalidad y riesgo en el cual se encuentran
las mujeres en la sociedad”, pues el estado actual con la
globalización, es posterior al delirio del transexual
ecuménico perverso patriarcado. Existió un total delirio
milenario en la imposición cultural y educativa de lo real, de
lo racional, de la crítica, de la anticrítica, del
sometimiento y de la crisis de la peligrosa e irreversible
ambigüedad sexual del varón. Han recorrido todos los
caminos signos y mensajes sin restricción alguna
reencontrándonos colectivamente frente a la crucial pregunta
¿Qué hacer después del delirio del transexual
ecuménico perverso patriarcado?
“En
América Latina este tipo de crímenes alcanzan altos
índices de ocurrencia, se manifiestan de forma
sistemática, repetida y, se caracterizan por su particular
crueldad y sexualización. Así lo ponen en evidencia las
estadísticas oficiales de 16 países de la región,
específicamente Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana,
Uruguay y Venezuela, en los cuales entre los años 2005 a 2018 se
contabilizan un total de 13847 femicidios”. La angustia sobrecoge
a la mujer en un panorama muy triste, al reflexionar sobre los
resultados de la pedantería del transexual ecuménico
perverso patriarcado, pero el espectáculo más lamentable
se le ofrece al fijar realmente en la historia de la miserable forma
cultural, que la humanidad ha adoptado, como consecuencia del
sometimiento femenino y en la de sus descendientes, del derecho negado
a la igualdad.
“Estas
cifras pueden ser más elevadas debido a que la
mayoría de los países comenzaron a registrar estos
delitos a partir del año 2014, muchos de ellos
invisibilizan las motivaciones sexistas y misóginas de estos
crímenes (siendo procesados como homicidios comunes), en algunos
países no se contabilizan de forma regular, confiable y
transparente estos delitos; o simplemente no se publican las cifras
para evitar los señalamientos por su inoperancia ante la grave
situación”. El ideal de perfección que, el
transexual ecuménico perverso patriarcado realiza como superior
a lo femenino ha sido distinto en las diferentes épocas,
además de ser, en todo tiempo genocida. La forma
metodológica a saber; por la aniquilación de toda la
libertad de la razón y de la voluntad femenina.
Respecto a las
características de estos crímenes, si bien cualquier edad
es una condición de riesgo, incluso para las niñas y las
adultas mayores, la comisión de este tipo de delitos es
predominante en las mujeres en edad reproductiva.. La mayoría de
los agresores son hombres con los que la víctima tuvo
algún tipo de relación sexo-afectiva (pareja o ex
pareja), los crímenes por lo general son cometidos en la
vivienda que la víctima compartía con su agresor o donde
ella residía; y algunas de ellas ya había denunciado a su
victimario, sin embargo, no fueron protegidas por el Estado. Lo podemos
juzgar viendo los héroes, en los cuales el transexual
ecuménico perverso patriarcado ha encontrado realizado su ideal,
pues sí reconocemos en un solo concepto lo que los machos
realmente éticos y morales, pueden tener en común con los
paranoicos psicopatológicos y los canallas, obtenemos aquella
imposición de la voluntad, que el transexual ecuménico
perverso patriarcado exige de sus ideales.
“En los
femicidios la violencia excesiva suele ser la norma, para perpetrarlos
no hay un arma o modalidad predominante, los agresores hacen uso de
armas de fuego, armas blancas, asfixia, estrangulamiento, golpes, pero
también recurren al fuego u otros medios de combustión.
Aunado a ello, las mujeres también son victimizadas en el
contexto de la violencia sexual y las redes de trata,
específicamente durante las fases de secuestro, traslado y
explotación. Muchos de ellos invisibilizan las motivaciones
sexistas y misóginas de estos crímenes (siendo procesados
como homicidios comunes)”. La fantasía del transexual
ecuménico perverso patriarcado no se escandaliza con su
“mitología”. Los machos deliberan, se hacen la
guerra abandonándose a su homosexualidad sádica, que
satisfacen sobre la mujer “piadosamente” lograda en la
jauría del combate y la ocupación. En la
“evolución” del transexual ecuménico perverso
patriarcado, sus bárbaras costumbres como sus sacrificios
humanos, etc. se plasma la fe general del varón, basada en la
milenaria tradición machista; las crueldades de la
inquisición, hoguera sobre las “brujas”, la
intolerancia de toda forma y tipo sobre lo femenino, no es cosa de la
fantasía; es la tradición santificada por su
antigüedad, pretensiosamente basada en “derechos” y
legitimidad genocida demostrada racionalmente con argumentos viejos,
que persisten eternamente como nuevos..
Ante esta
situación predomina la inoperancia de los Estados
latinoamericanos, no existen políticas públicas de
prevención, los gobiernos se han conformado con la
aprobación de penas ejemplificadoras en la normativa
jurídica (las cuales en pocos casos son aplicadas porque
predomina la impunidad); y la situación de desprotección
de las mujeres se profundiza cuando los crímenes contra ellas
cometidos son justificados y naturalizados por la población en
general, los medios de comunicación y por el sistema penal.. No
podemos sentirnos orgullosos frente al transexual ecuménico
perverso patriarcado, que venera el sometimiento de la mujer como
irracional artículo de fe, valiéndose de su razón
y su derecho. Todos los argumentos “ad hominem” (del
latín; contra el hombre) del transexual ecuménico
perverso patriarcado, mesiánicamente pretende apoyarse en una
razonable fe “proselitista” sometiendo lo femenino,
almacenando la alegría de ver “arder” a la mujer
como en las hogueras de la ecuménica inquisición,
ubicando al feminismo, hoy, en la creencia de pretender destruir el
mundo. Discurso de un gran interés de palabras místicas,
a las sofisterías y a las fórmulas vacías, que
impone el transexual ecuménico perverso patriarcado. Solo en los
últimos tiempos en que las mujeres “reciben” algunos
derechos, por lo menos algunos derechos del macho, ha comenzado una
nueva manifestación humana gracias al feminismo descartando la
obediencia pasiva y regirse independientemente en esta senda de
derrotar absolutamente el poder del transexual ecuménico
perverso patriarcado.
Mi Femeninologia
Ciencia de lo femenino es la serie de configuraciones que con mi
conciencia voy recorriendo constituyendo, más bien, la historia
que desarrollo en la formación de mi conceptualización.
Es decir, una suerte de escepticismo consumado, que en realidad
sería, el propósito de no rendirme, a la autoridad de los
pensamientos de otro, sino de examinarlo todo por mí mismo
ajustándome a mi propia convicción; o mejor aún,
producirlo todo por mí mismo y considerar como verdadero tan
solo lo que yo hago.
Hoy, como ese infante entre los 4 a 5 años adaptando mi pensar en la realidad, interpretando mi actividad onírica.
El sentido y la
verdad del feminismo (la mujer) es absolutamente la derrota del
varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.
Buenos Aires
Argentina
14 de noviembre de 2019
Osvaldo V. Buscaya (Bya)
(Psicoanalítico)
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Expresiones del femicidio en América Latina
14/11/2019
Esther Pineda
Socióloga,
Magíster Scientiarum en Estudios de la Mujer, Doctora y
Postdoctora en Ciencias Sociales egresada de la Universidad Central de
Venezuela. Investigadora en los temas de derechos de las mujeres y
discriminación racial.
Según
el Modelo de Protocolo Latinoamericano de Investigación de las
Muertes Violentas de Mujeres por Razones de Género, publicado en
el año 2014 por la Organización de Naciones Unidas (ONU),
el femicidio se entiende como la muerte violenta de mujeres por razones
de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad
doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, en
la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o
tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u
omisión; violencia resultante de la posición de
subordinación, marginalidad y riesgo en el cual se encuentran
las mujeres en la sociedad.
Es
decir, el femicidio es la forma extrema de violencia contra la
mujer, la cual se caracteriza y diferencia del homicidio por sus
motivaciones sexistas y misóginas, así como, por su
comisión en el contexto de desigualdades por razones de
género y relaciones de poder, dominación y dependencia.
En
América Latina este tipo de crímenes alcanzan altos
índices de ocurrencia, se manifiestan de forma
sistemática, repetida y, se caracterizan por su particular
crueldad y sexualización. Así lo ponen en evidencia las
estadísticas oficiales de 16 países de la región,
específicamente Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana,
Uruguay y Venezuela, en los cuales entre los años 2005 a 2018 se
contabilizan un total de 13847 femicidios.
Estas
cifras pueden ser más elevadas debido a que la
mayoría de los países comenzaron a registrar estos
delitos a partir del año 2014, muchos de ellos
invisibilizan las motivaciones sexistas y misóginas de estos
crímenes (siendo procesados como homicidios comunes), en algunos
países no se contabilizan de forma regular, confiable y
transparente estos delitos; o simplemente no se publican las cifras
para evitar los señalamiento por su inoperancia ante la grave
situación.
las
estadísticas oficiales de 16 países de la región
contabilizan, entre los años 2005 a 2018, un total
de 13.847 femicidios.
Respecto
a las características de estos crímenes, si bien
cualquier edad es una condición de riesgo, incluso para las
niñas y las adultas mayores, la comisión de este tipo de
delitos es predominante en las mujeres en edad reproductiva. La
mayoría de los agresores son hombres con los que la
víctima tuvo algún tipo de relación sexo-afectiva
(pareja o ex pareja), los crímenes por lo general son cometidos
en la vivienda que la víctima compartía con su agresor o
donde ella residía; y algunas de ellas ya había
denunciado a su victimario, sin embargo, no fueron protegidas por el
Estado.
En
los femicidios la violencia excesiva suele ser la norma, para
perpetrarlos no hay un arma o modalidad predominante, los agresores
hacen uso de armas de fuego, armas blancas, asfixia, estrangulamiento,
golpes, pero también recurren al fuego u otros medios de
combustión. Aunado a ello, las mujeres también son
victimizadas en el contexto de la violencia sexual y las redes de
trata, específicamente durante las fases de secuestro, traslado
y explotación.
muchos
de ellos invisibilizan las motivaciones sexistas y misóginas de
estos crímenes (siendo procesados como homicidios comunes),
Las
cifras también muestran que el femicidio aumenta
significativamente cada año en la mayoría de los
países, entre los cuales México ocupa el primer lugar en
esta carrera de la muerte, seguido por Guatemala, El Salvador,
Argentina y Perú. No obstante, pese a los altos índices
de ocurrencia de estos delitos y las demandas de movimientos
feministas, investigadoras, activistas, familiares y personas cercanas
a las víctimas, esta problemática ha sido continuamente
invisibilizada y desatendida.
Ante
esta situación predomina la inoperancia de los Estados
latinoamericanos, no existen políticas públicas de
prevención, los gobiernos se han conformado con la
aprobación de penas ejemplificadoras en la normativa
jurídica (las cuales en pocos casos son aplicadas porque
predomina la impunidad); y la situación de desprotección
de las mujeres se profundiza cuando los crímenes contra ellas
cometidos son justificados y naturalizados por la población en
general, los medios de comunicación y por el sistema penal.
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