Me has preguntado ansioso: ¿ Qué tienes en los ojos
que han copiado fulgores de un bello atardecer?
—Es que me he ido al bosque con todos mis antojos
y un tesoro he traído que me hace florecer.
Y has tornado insistente, celoso a preguntar:
¿Quién puso en tus cabellos, anochecer endrino,
y arrullos de palomas en celo al despertar,
en tu tibio regazo puro y alabastrino?
—Es que soy cual gacela feliz en los zarzales;
tengo en la piel fragancias de selvas y panales,
y Natura me ha dado sus dones con primor:
el fulgor de la noche, de la aurora el destello;
y nemorosas ninfas me dieron lo más bello:
¡me dieron sus secretos de gracia y esplendor!