Una tristeza vaga me recuerda hoy la muerte
  
                                    y callados silencios en mi ánfora vierte.
  
  
                                    Aún quedan las huellas de la última invernada,
  
                                    que en mi alma dejó notas de nostalgia callada.
 
  
                                    Mas tañen las campanas de alacre primavera
  
                                    que con sol y arreboles viste al alba cimera.
 
  
                                    Hoy vienen voces tiernas en las alas del viento
  
                                    ocultando en los pinos un pasado lamento.
 
  
                                    Todo flota en el cosmos en misterio errabundo,
  
                                    que en críptico silencio sigue arropando al mundo,
 
  
                                    y en binomio perfecto van la dicha y la pena,
  
                                    como van las espinas con la rosa serena.
 
  
                                   Entre tensión y ritmo la vida fugitiva
  
                                   va rehuyendo orillas undosa y pensativa,
                  
  
                                   abandonando arcillas cual fiera perseguida
  
                                   que impotente y dolida se va a buscar guarida
 
  
                                   a otros planos secretos do encuentra la razón
  
                                   de ese su  ciclo extraño, de extraña cerrazón,   
           
  
                                   pues la vida del hombre es un reto infinito
  
                                   que encaja al universo al golpe de su grito!
 
  
                                  Una melancolía le dice a mi ansiedad
  
                                  vaga e itinerante, que ¡todo es vanidad! 
 
  
                                  Mas yo vivo al segundo la dicha de los dos
  
                                  en este edén de ensueño, agradeciendo a Dios:
 
  
                                  Natura con sus dones; sus albas de esplendor;
  
                                  sus noches tachonadas de estrellas en fulgor.  
                    
  
                                  ¡Y sigo enamorada del Amor Infinito
  
  
                                  siempre enhiesto en el alma cual fuerte monolito!